Imagina que vas paseando por un oscuro bosque, en el que apenas hay visibilidad. Está lleno de árboles altos que a plena luz de la luna se ven negros. Vas avanzando por su interior y a lo lejos, entre los troncos de los árboles vislumbras una luz. Te acercas poco a poco y te das cuenta de que se trata de una pequeña cabaña. Parece estar bien conservada, por lo que decides entrar. Todo cambia una vez estas en el interior. El suelo, sucio, cruje a cada uno de tus pasos. El polvo del aire te hace estornudar. Si, es una cabaña abandonada. De las vigas del techo y las esquinas cuelgan telas de araña, y el olor a putrefacción es asqueroso. Quién sabe la cantidad de fantasmas que pueden vivir en el interior de esa cabaña destrozada, a la que nadie quiere entrar, a la que los que entran solo piensan en destrozar los viejos muebles de su interior.
Si, esa cabaña soy yo. ¿Te atreverías a entrar?
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