jueves, 27 de enero de 2011

Tic - Tac


Tic-tac... Acostada en la cama observando como las manecillas del reloj golpean la brillante esfera redonda. Una pulsación menos, un latido menos, un pensamiento menos... A veces me pregunto si el haber descubierto el método para contar el tiempo que nos queda fue un beneficio o una estupidez por parte del ser humano. Un segundo, un minuto, una hora. ¿Qué importa? A veces deseamos que un minuto se convierta en un segundo, que el tiempo se pare para siempre en un instante. A veces pasa rápido a la velocidad de la luz casi intocable y otras un segundo parece un minuto, una hora un día y un día una semana.... ¿Cuantas veces te has preguntado porque los días no tendrán 48 horas?¿Cuantas veces te ha parecido interminable una clase de historia a pesar de que sabes que dura una hora?

Tic-Tac, y otro más. Te preguntas si realmente aprovechas bien tu tiempo. Si todo ese trabajo, esa maraña de apuntes, esos ratos frente al ordenador o escribiendo en el muro de tu Facebook, son simplemente perdidas de tiempo o realmente sirven para algo, una cuestión existencial de grandes mentes. ¿Como aprovechar la vida? Sabes cuando todo comienza, aunque no eres tú el que lo eliges; pero jamás sabrás cuando tus segundos, tus minutos y tus horas llegarán a su fin, no lo sabrás hasta que sientes el último latido de tu corazón. ¿Cuanto tiempo me queda observando este reloj?. El destino se burla de nosotros como simples y débiles seres humanos que somos y no nos queda otra que asumirlo y seguir caminando haciéndolo lo mejor que podemos intentando cumplir expectativas y sueños que solo servirán para satisfacer nuestro tiempo.

Tic-Tac. Un último minuto, una última pulsación, un último soplo de tu corazón.




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martes, 4 de enero de 2011

Basta de lamentaciones, ahora toca levantarse, caminar, y no mirar atrás ni un solo momento. Hoy no toca llorar, el sol deja verse tras las nubes. Es hora de pintar tu mundo de colores, y olvidar ese color gris que manchaba las paredes de tu claustrofóbica habitación. Hay que ser fuertes. Nada de lo que nadie diga hoy va a hacer que te vengas abajo.