miércoles, 31 de agosto de 2011

Rabia.

Cuando las cosas se tuercen, cuando no escuchamos lo que queremos recurrimos al camino facil, a la ira, la rabia, el enfado. No siempre es la mejor opción, pero es la más frecuentada por la mayoría de las personas que ahora mismo leerán esto. Yo no me excluyo de ello, es más, yo soy la primera que acudo a la rabia, a los gritos, a los golpes... a las lágrimas, en vez de intentar pensar fríamente una solución lógica a eso que me tortura. ¿Pero qué más da? ¿Para qué buscar una solución a algo que no la tiene? Siempre he sido demasiado ilusa, ¿Aquién quiero engañar? No soy fuerte, no soy esa persona que a veces quiero aparentar, a la que todo le da igual, la que no llora. Cometo errores, como todo el mundo. La diferencia es que tengo esa gran manía de torturarme esperando a que se solucionen solos, cuando lo único qe hacen es amontonarse uno tras otro creando una montaña dificil de escalar. Difícil, aunque no imposible, y se que algún día, cuando de verdad me lo proponga, llegaré a su cima y mirando hacia abajo me reiré de todo esto.

lunes, 29 de agosto de 2011

El sendero de nuestras vidas.

En el sendero de la vida, el cual nos lleva hacia nuestro fín está cargado de pequeñas y grandes sorpresas que vamos encontrando por el camino. En ocasiones encontramos baches, pequeñas piedras que nos impiden el paso, y que para continuar debemos apartarlas a un lado, o simplemente pasar por encima de ellas. En otros tramos el camino es llano, y nos es fácil avanzar por él sin caernos. Pueden aparecer flores que hacen que el paseo sea más agradable, e incluso pueden llegar a sacarnos una sonrisa con su aroma y su color, pero cuidado, porque pueden tener espinas escondidas y herirnos cuando menos lo esperemos.

No debemos pensar en el final de ese camino, en la distancia recorrida ni en la que nos queda por recorrer. Simplemente debemos vivir, sentir, disfrutar y emocionarnos con todo lo que nos vamos cruzando a nuestro paso.

domingo, 28 de agosto de 2011

Orgullo.

En determinadas ocasiones el orgullo se apodera de nosotros, y no deja salir esos sentimientos que morimos de ganas por decir. Sí, en ocasiones te diría que muero de ganas de verte, de abrazarte de nuevo y no soltarte, de que ciertos momentos no se repitan, sino que sean todavía mejores que los anteriores. Te diría también que me encanta tu voz, cuando sonries, cuando me coges la mano, cuando intentas ponerme celosa sabiendo que lo consigues y cuando me haces cosquillas aunque te diga que pares. Otra de las cosas que me gustaría decirte sería que me encanta besarte, me encantan esos pequeños mordiscos mientras te ríes pícaramente. Pero sobre todo, me encantaría decirte que para mi eres mucho más que eso, eres mucho más que simple atracción, mucho más que alguien con quien hablar, con quien compartir ciertos momentos aunque es difícil, mi gran orgullo me impide decirte todo esto y mucho más, por lo que me conformo con decirte con la mirada lo que con mi voz no puedo.

miércoles, 3 de agosto de 2011

¿Cómo confiar en alguien si tantas veces te han fallado? ¿Cómo dejarse llevar si siempre ha acabado saliendo mal? A veces siento ganas de abandonarlo todo, y solo para no salir herida otra vez. Se que quizás confío demasiado en las personas solo por poco que me demuestren algo de cariño, y se que soy de las que se ilusionan por cualquier tontería. A causa de eso he sufrido varias veces, hasta un cierto punto en que me he cansado de sufrir. Soy de esas personas que aprende a base de golpes, y que con uno nunca tiene suficiente para no volver a cometer el mismo error. Los golpes me han enseñado a vivir de otra forma, a no confiar, a no creerme nada de nadie, y aunque cueste, a controlar mis sentimientos, o al menos no expresarlos como lo hacía antes. Es triste, pero prefiero que me llamen hipócrita antes que sufrir de nuevo. Prefiero reprimir mis sentimientos y guardármelos solamente para mí. De esta forma, ni sufro, o al menos no tanto, ni hago sufrir a nadie.