martes, 5 de octubre de 2010

Equivocación tras equivocación.

 Todas las personas tenemos un mundo interior, más amplio o más pequeño, pero lo tenemos. Incluso muchas personas mantenemos una armadura sobre nosotros para proteger esta realidad interna, ese yo. Sin duda es mi caso. Podría declararme
 hipócrita por no mostrarme tal como soy en los malos momentos, pero simplemente no quiero ser la chica sensible, a la que le afectan los comentarios, la que tiene grandes debilidades y pulsos entre sus sentidos y su razón, la que rectifica y se maldice cuando dice algo sin pensar que puede llegar a dañar.
Prefiero seguir siendo la de la sonrisa, la del enrojecer fácil, la irónica, la calculadora y fría, la incompresible, la que no necesita consuelo, la competitiva, la que se esconde tras un caparazón. 






En la vida debería haber comodines, demasiada gente se equivoca, seria gratificante que todo se arreglara como decir: Por favor el comodín de la llamada!

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